Utilizada desde hace más de 3.000 años, el uso de la arcilla se ha extendido gracias a sus propiedades estéticas y curativas: La arcilla posee un efecto basado en su doble capacidad de absorción y adsorción.
Se emplea en diversas inflamaciones, abscesos o ulceraciones. También resulta excelente para toda clase de procesos dolorosos tipo artrosis, artritis, esguinces, etc.
La arcilla es una gran aliada de los cuidados corporales: por su efecto purificante limpia la piel en profundidad aportando elasticidad. Resulta excelente para uso cosmético en mascarillas faciales, pero también puede servir como mascarilla para cabellos grasos o para aliviar las pieles resecas.
Es ideal en casos de pieles grasas o mixtas, para eliminar puntos negros y tratar los poros abiertos o pieles con tendencia acneica.